Vikas Pandey
autor, BBC News, Delhi
El invierno ha llegado a Delhi y, con él, una sensación familiar de pesadumbre. El cielo aquí es gris y hay una espesa y visible capa de niebla contaminante o esmog.
Si permaneces al aire libre durante más de unos minutos casi podrás sentir el sabor a ceniza. Y si intentas correr o incluso caminar a paso rápido en la calle en cuestión de minutos te quedarás sin aliento.
Los periódicos han vuelto a usar palabras como «tóxico», «mortal» y «venenoso» en sus titulares.
La mayoría de las escuelas están cerradas y se aconseja a la gente que permanezca en casa, aunque aquellos cuyo sustento depende del trabajo al aire libre no pueden permitirse el lujo de hacerlo.
El índice de calidad del aire en Delhi estuvo entre 1.200 y 1.500 el lunes y martes, según diferentes agencias de monitoreo. El límite aceptable es inferior a 100.
Estos puntajes miden los niveles de partículas finas (llamadas PM 2,5 y PM 10) en el aire. Estas pequeñas partículas pueden ingresar a los pulmones y causar toda una serie de enfermedades.
En redes sociales la gente expresa decepción y angustia por el hecho de que todo esté sucediendo de nuevo.
Junto con la tristeza, hay una fuerte sensación de déjà vu, como si hubiéramos vivido lo mismo muchas veces en los últimos 15 años.
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