Ayelén Oliva
BBC News Mundo
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Hace cuatro años, Donald Trump anunció la misma noche de la votación, antes de conocerse los resultados, que había ganado la elección.
«La noche de la votación iba liderando la carrera de manera sólida en muchos estados clave. Entonces, uno por uno, empezaron a desaparecer mágicamente los votos», expresó Trump en 2020.
En esa oportunidad, Trump acusó al Partido Demócrata de haberle «robado» la elección a pesar de que no había ninguna evidencia entonces y tampoco la hubo en los cuatro años siguientes.
Las auditorías descartaron cualquier manipulación, así como los tribunales.
Trump sacó partido de lo que se conoce como «espejismo rojo», un fenómeno que define al momento en que los primeros resultados de la noche de la elección proyectan una aparente victoria de los republicanos, para instalar su denuncia de fraude.
Pero a medida que empiezan a sumarse los votos anticipados y los datos de las grandes ciudades de los estados clave, la diferencia se reduce e incluso la tendencia puede llegar a revertirse, en lo que se conoce como «cambio azul», el color de los demócratas.
Según los analistas, esto podría repetirse en las elecciones de este martes, aunque con menos fuerza que en 2020.
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