Fue desde su inauguración, en 1943, uno de los reclusorios más violentos y peligrosos de México.
El Centro Preventivo de Reinserción Social del ‘Topo Chico’ en Monterrey, Nuevo León, cerró sus puertas definitivamente.
Se rehabilitará ese espacio para ser un parque y el archivo general del estado.
Fue desde su inauguración, uno de los reclusorios más violentos y peligrosos de México.
Violadas por Los Zetas
Y algo que se sabe poco, mientras Los Zetas lo controlaron fue brutal para la población femenina.
“Se mantenía una puerta. Cuando llegaban las autoridades la tapaban, y ya cuando se iban decidían trasladar mujeres al área varonil”, narró Juan Martín González, director del penal del Topo Chico, en Monterrey.
En una pared estaba el falsó plafón que integrantes del grupo criminal Los Zetas, recluidos en el penal del Topo Chico, colocaron para sacar a las internas de sus celdas y trasladarlas a la zona de hombres donde las violaban y explotaban sexualmente.
“Del área de hombres entran al área de mujeres, alrededor de 15, 20 hombres, entran y entre todos te golpean. Te levantan con agua helada, botes de basura, papeles de baño, todo ese te echa”, reveló una interna del penal del Topo Chico.
La población femenil fue la más lastimada por los líderes Zetas que controlaron este penal durante años.
Las internas que se rehusaban a ser explotadas eran castigadas en una zona conocida como “Las tapadas”, controlada por dos internas que estaban bajo las ordenes de Julio Cesar González, “El Yulli”, uno de los últimos líderes criminales que dominó el reclusorio.
“No había salud, no tenían un espacio abierto donde hacer actividades, estaban en una total dejación. En un ambiente deplorable”, dijo Juan Martín González Aguirre, director del penal del Topo Chico.
Los bebés del Topo Chico
El número de internas abusadas por Los Zetas en está cárcel fue tal, que organizaciones civiles documentaron el incremento de reclusas embarazadas.
“Llego un momento en que teníamos hasta 30 embarazadas, ya era una cosa imposible, si logramos que se les pusiera ahí una pared que ya no fuera puerta”, dijo Mercedes Jaime de Fernández, voluntaria de Vicentinas de Monterrey AC.
El 12 de diciembre de 2018, las nuevas autoridades penitenciarias de Nuevo León decidieron cambiarlas de cárcel y convertir a Topo Chico en un penal exclusivo para hombres.
“Cuando llegamos nosotros había 283 mujeres, había 36 niños, infantes. No había salud, no había ni siquiera expedientes médicos, no había un neonatólogo que atendiera a los recién nacidos, no había un pediatra”, señaló Juan Martín González, director del penal del Topo Chico.
Inoperable, no ingobernable
La mañana de este lunes, después de 76 años, marcados por incidentes violentos, abusos y periodos de autogobierno, Topo Chico cerró sus puertas. Los dos mil 673 reos restantes fueron trasladados al penal de Apodaca.
“No se cierra porque sea un penal ingobernable, se cierra porque es un penal inoperable”, expuso Eduardo Guerrero, asesor de Políticas Penitenciarias en Nuevo León.
“Sale yo creo que más caro meterle que hacer otro penal”, aseguró Juan Martín González, director del penal del Topo Chico.
Con información de Marco Antonio Coronel.
LLH