Fergal Keane
Título del autor,BBC News
Cada persona en su pelotón conocía a alguien a quien mataron. Yuval Green, de 26 años, conocía al menos a tres. Era reservista, médico en los paracaidistas de las Fuerzas de Defensa de Israel, cuando escuchó las primeras noticias del ataque de Hamás el 7 de octubre.
“Israel es un país pequeño. Todos se conocen”, afirma.
Ese día, los militantes islamistas mataron a 1.200 personas y 251 más fueron secuestradas y llevadas a Gaza. Quedan 97 rehenes en la Franja y se cree que alrededor de la mitad de ellos están vivos.
Yuval respondió de inmediato al llamado a las armas de su país. Era una misión para defender a los israelíes. Recuerda el horror de entrar en comunidades judías devastadas cerca de la frontera con Gaza. “Veías… cadáveres en las calles, autos perforados por balas”.
En aquel entonces no había dudas sobre presentarse a servir. El país estaba bajo ataque. Los rehenes tenían que ser rescatados.
Luego vinieron los combates en la propia Gaza. Vio cosas que ya no se pueden borrar de su mente, como la noche en que vio gatos comiendo restos humanos en la carretera.
“Es como un apocalipsis. Miras a tu derecha, miras a tu izquierda, lo único que ves son edificios destruidos, edificios dañados por el fuego, por los misiles, por todo. Eso es Gaza ahora mismo”.
Un año después, el joven que se presentó a servir el 7 de octubre se niega a luchar.
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