Daniel Pardo
Corresponsal de BBC Mundo en México
Donald Trump ha prometido una «deportación masiva» de migrantes en su nuevo gobierno. Que lo hará con la Guardia Nacional. Que llegará «tan lejos como permita la ley». Que su principio es «promesa hecha, promesa cumplida».
La idea, dice, es deportar 20 millones de migrantes. O, al menos, un millón al año; más del doble que el año de más deportaciones en la historia: 2012, con Barak Obama en la presidencia.
Nadie sabe qué pueda pasar a partir del lunes, 20 de enero, cuando Trump se juramente. Pero todo indica que, con esto, va en serio: los dos funcionarios que nombró para el tema, Stephen Miller y Thomas Homan, considerados partidarios «radicales» de la deportación indiscriminada, son evidencia de ello.
Y cuando Trump promete una deportación masiva, la atención necesariamente se torna a México, no solo por ser su vecino, sino porque es el país con más migrantes en Estados Unidos.
Se calcula que de los 45 millones de extranjeros viviendo en EE.UU., un tercio son mexicanos. Y, de ellos, un estimado de 4 millones están allí sin estatus migratorio de un total de 11 millones de indocumentados.
Entonces, si bien no hay 20 millones de indocumentados por deportar, es mucha la gente que puede convertirse en una promesa cumplida de Trump.
Y la pregunta es si México está preparado para eso.
Guadalupe González, una reputada internacionalista mexicana, dice que no: «Aunque se estén haciendo más cosas que nunca, en general no estamos preparados, y hay temas, como la ayuda a mexicanos en EE.UU., en los que estamos mejor preparados que en otros, como en la recepción de migrantes o la mitigación de una caída de las remesas».
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