BBC World Service
Título del autor,Serie «Witness History»
Ser anfitrión de una cena en tu casa es emocionante, aunque también puede ser un poco abrumador: ¿qué cocinar, cómo cocinarlo, les gustará a los invitados?
Pero si esa casa es la Casa Blanca y el invitado es un jefe de Estado la comida tiene que hacer mucho más que rica.
Hacerlo bien es importante. Una buena comida puede marcar el tono de toda una visita.
Para evitar situaciones embarazosas, el proceso de planificación es intenso.
La oficina de protocolo del Departamento de Estado da el primer paso: le envía a la Primera Dama una lista de los gustos culinarios del invitado y de las sensibilidades culturales que debe tener en cuenta.
Todo esto para garantizar que no haya «nada ofensivo» en el menú.
Luego selecciona el menú del evento y decide cómo se presentará, con la ayuda del secretario social de la Casa Blanca y el chef ejecutivo.
El plan es revisado y probado en varias ocasiones antes de la aprobación definitiva.
Es un proceso que conoce muy bien Cristeta Comerford, quien por casi tres décadas fue chef de la Casa Blanca y cocinó para cinco presidentes, desde Bill Clinton hasta Joe Biden.
Durante 10 años fue asistente del chef ejecutivo Walter Scheib III, y en agosto de 2005 lo reemplazó, e hizo historia al convertirse en la primera mujer y persona de color en ser nombrada en ese cargo.
¿Le Cordon Bleu?
El viaje de Comerford a la Casa Blanca comenzó al otro lado del mundo, en Manila, la capital de Filipinas, donde creció.
Cuando era niña, ayudaba a su madre a cocinar para decenas de amigos y familiares.
«A los filipinos les encanta atender a invitados. Son personas muy hospitalarias. Y recuerdo que cuando alguien venía, mi mamá decía: ‘Oye, tienes que comer. ¿Ya comiste?'».
Sin embargo, no sabía que cocinar para la gente podía ser un trabajo real.
Leer más: https://www.bbc.com/mundo/articles/cjr2q82y1p8o