Christal Hayes
Título del autor,BBC News en Los Ángeles
Mientras se metía en el jacuzzi de su patio trasero con vistas a las montañas de Santa Mónica, Matthew Perry pronunció las palabras que finalmente lo llevarían a la muerte: «Dispárame una grande».
La grande, según revelarían más tarde los documentos judiciales, era una dosis de ketamina, un anestésico que se vende con receta y un alucinógeno que se ha vuelto popular por sus usos no aprobados para tratar la depresión y la ansiedad.
Para el actor, era la tercera inyección del día.
Horas después de esa dosis mortal, el actor de Friends fue encontrado boca abajo en la bañera para hidromasaje.
Los médicos lo declararon muerto en el lugar y un forense determinó que la ketamina había sido la principal causa de su muerte.
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