Michael Marshall
autor,BBC Future
Todo empezó con una grieta, que era extremadamente grande.
A fines de 2016, los científicos detectaron una fisura que crecía rápidamente a lo largo de la enorme plataforma de hielo Larsen C, que se extiende hasta el mar de Weddell desde la península Antártica Occidental.
En pocos meses, la grieta provocó que uno de los icebergs más grandes jamás observados se desprendiera hacia el océano.
La gigantesca placa de hielo tenía más del doble del tamaño de Luxemburgo, cubría un área de más de 5.700 kilómetros cuadrados y tenía un espesor de alrededor de 235 metros.
Durante un año, este monstruo apenas se movió, atrapado en el abrazo estacional del hielo marino antártico.
Pero luego comenzó a acelerar hacia el norte, llevado por las corrientes oceánicas y los vientos.
El iceberg A-68, como se lo denominó, se había embarcado en lo que sería una odisea épica de 3 años y medio que lo llevaría desde el hielo marino antártico hasta una isla remota en el Océano Austral.
El A-68 también se convertiría en uno de los icebergs más famosos del mundo cuando, durante la Navidad de 2020, su viaje se apoderó de las redes sociales y el mundo se enamoró de él.
Tal vez todo el mundo estaba un poco loco por los confinamientos por la covid-19, pero por alguna razón, el destino del iceberg A-68 mientras atravesaba el Océano Austral fue una sensación.
Incluso existía la posibilidad de un final verdaderamente dramático. Los ecologistas temían que el enorme iceberg chocara con la isla de Georgia del Sur y devastara los ecosistemas locales.
La remota isla es un área de reproducción de muchas especies amenazadas, incluidos los albatros.
Sin embargo, el iceberg se rompió y se derritió gradualmente antes de que pudiera suceder lo peor.
Con el paso de los años, se fracturó en pedazos más pequeños y liberó miles de millones de toneladas de agua dulce helada al océano hasta que finalmente encontró su fin en una especie de granizado en abril de 2021.
Al hacerlo, también transformó el hábitat marino que lo rodeaba, creando condiciones únicas que sustentan todo un ecosistema de vida.
Los científicos que siguieron el nacimiento y la desaparición del A-68 pudieron rastrear exactamente lo que estos icebergs gigantes hacen al océano circundante.
Durante su corta y transitoria vida, el A-68 se convirtió en un bote salvavidas congelado para una amplia gama de especies.
Ahora que los científicos han analizado los enormes volúmenes de datos recopilados sobre el témpano, es posible contar la historia completa del iceberg y el impacto que tuvo en el océano.
Leer mas: https://www.bbc.com/mundo/articles/czxv76n1g26o