anak Amidi
«En una entrevista de trabajo me pidieron que presentara una declaración escrita de mi marido para demostrar que tenía su permiso para trabajar», confiesa Neda, que tiene un máster en ingeniería en petróleo y gas en Irán.
La mujer explica que se sintió humillada.
«Les dije que soy una adulta y que tomo mis propias decisiones».
Su experiencia no es aislada.
Legalmente, las mujeres casadas en Irán necesitan el permiso de sus maridos para trabajar, una de las muchas barreras legales a las que se enfrentan cuando quieren entrar en el mercado laboral.
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