Marcos González Díaz
Corresponsal de BBC News Mundo en México
El brutal asesinato este jueves de Hipólito Mora, quien fue uno de los fundadores de las autodefensas del estado mexicano de Michoacán hace una década, volvió a atraer la atención sobre estos grupos civiles que nacieron para enfrentar al crimen organizado.
Formados originalmente por ciudadanos que tomaron las armas hartos de la inacción de las autoridades ante los tentáculos de los carteles en el oeste de México, la imagen de estos grupos acabó empañada después de comprobarse cómo muchos de ellos estaban infiltrados por los delincuentes que decían querer combatir e, incluso, terminaron transformándose en organizaciones criminales que siguen operando a día de hoy.
Mora reconocía cómo el narco había permeado estos grupos y echado a perder su objetivo inicial, pero siempre defendió que el suyo era casi el único que nunca estuvo vinculado con el crimen organizado.
Tras años denunciando públicamente las actividades criminales en La Ruana, su pequeño pueblo natal donde seguía viviendo pese a haber recibido múltiples amenazas y ataques, este jueves un grupo de hombres baleó y prendió fuego a la camioneta blindada en la que viajaba. Tres de sus escoltas también murieron.
“Lo dije: me voy a morir peleando. Solo quiero que mi muerte no sea en vano. Que los michoacanos, que todos presumimos bravura, seamos valientes de una vez y acabemos con este mal que nos tiene el suelo”, escribió en una carta póstuma dada a conocer este viernes.
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