Morelia Michoacán, diciembre del 2021.- Lamentablemente la evaluación de docentes para elevar la calidad en el servicio educativo, se volvió un tema estigmatizado por intereses políticos, debido a que se pensó que es un mecanismo para cortar cabezas dentro del sector
La evaluación educativa para fortalecer la calidad en el servicio responsabilidad del Estado Mexicano, no debe ser una puerta cerrada, ni estar sujeta a intereses de grupo, recalcó la diputada Fanny Arreola Pichardo, coordinadora de la Representación Parlamentaria de la LXXV Legislatura del Congreso del Estado.
Para la diputada por el Distrito de Apatzingán lamentablemente la evaluación de docentes para elevar la calidad en el servicio educativo, se volvió un tema estigmatizado por intereses políticos, debido a que se pensó que es un mecanismo para cortar cabezas dentro del sector.
Recalcó que en Michoacán aún hay mucho camino por andar en educación, tomando en cuenta que el grado promedio de escolaridad de las y los michoacanos es de 8.6 años, lo que apenas si equivale a poco más del segundo año de secundaria.
“Debemos asumir que mejorar y más en materia educativa, es responsabilidad de todos y cada uno de los involucrados en los procesos de enseñanza, y para ello es preciso contar con mecanismos claros y precisos de evaluación”.
Es así como destacó la necesidad de reformar la Ley de Educación del Estado, con un enfoque de derechos, tanto en materia de calidad educativa, evaluación educativa y servicio profesional docente.
“Debemos despejar fantasmas que en nada abonan a fortalecer al sector, por ello la reforma a nuestro marco normativo debe darse sin afectación de derechos laborales a docentes y trabajadores de la educación, pero encaminada a elevar los niveles de calidad”.
Asimismo, apuntó que esa revisión a la legislación educativa debe incluir de manera precisa para potenciarla, la educación artística y el fomento a las artes desde la educación básica.Fanny Arreola recordó que Michoacán se encuentra por debajo de la media nacional en materia de escolaridad, en donde siete de cada cien personas de 15 años en adelante no saben ni leer ni escribir.