Molly Gorman
autor,BBC Future
En la primavera de 2019 rompí por primera vez una amistad. Terminó con una discusión amarga, lágrimas, frustración y no hemos vuelto a hablarnos desde entonces. Durante mucho tiempo lamenté la pérdida de esa amistad. Incluso ahora, más de cinco años después, a veces me descubro soñando con ella y me pregunto si alguna vez volveremos a conectarnos. Sin embargo, también he hecho las paces con la ambigüedad: fue una gran amistad durante el tiempo que duró.
Por coincidencia, mi primera relación romántica terminó cinco meses después. Me resultó mucho más fácil hablar de ello: años de música, películas y libros sobre el desamor me habían preparado bien.
Desde entonces, he descubierto que la disolución de una amistad es un tema menos discutido que el fin de una relación romántica.
Históricamente, las amistades han recibido menos atención de los investigadores que otros tipos de relaciones, a pesar de estar asociadas con beneficios a largo plazo para la salud , el bienestar y la satisfacción vital.
Grace Vieth, investigadora en psicología social de la Universidad de Minnesota, estudia la disolución de la amistad .
«La gente quizá se sorprenda de que los investigadores recién comencemos a considerar cómo pueden terminar las amistades. El trabajo de campo sobre esto realmente recién está comenzando», dice.
Al ser un tema menos comentado, Vieth apunta que la gente puede sentirse más insegura en las rupturas de amistades, no saben cómo manejarlas, ni las emociones que generan.
«No hay guiones normativos sobre cómo terminar una amistad».
¿Amigos para siempre?
Nuestro primer vínculo son nuestros padres o las personas que nos crían, pero, al entrar en la adolescencia, son nuestros iguales, dando mayor prioridad a la aceptación social y a la posición social, dice Kaitlin Flannery, profesora adjunta de psicología en el State University of New York College, Cortland.
«Los amigos nos ayudan a dar forma a nuestra identidad a lo largo de nuestra vida. Son una suerte de espejo y de guía. A la vez, queremos su validación. Y ahí es donde las amistades empiezan a convertirse en fuentes esenciales de apoyo social, pero también de diversión y compañerismo», apunta.
Vieth señala que en sus etapas iniciales, la amistad se construye sobre la similitud y la proximidad.
Gran parte de la investigación sobre la ruptura de amistades se ha centrado en niños y adolescentes, una edad en la que es bastante común que las amistades se rompan.
En la investigación de Flannery, que analizó una muestra de 354 estudiantes de secundaria (normalmente de entre 11 y 14 años), el 86% dijo que recientemente habían terminado una amistad.
La mayoría lo atribuyó a un conflicto o una traición a la confianza. Otros, a la falta de apoyo de los amigos, o que sentían que no estaban recibiendo lo que necesitaban de sus amigos, por ejemplo, compañía, o que ya no se divertían juntos.
Según se informa, las rupturas de amistades provocaron emociones complejas en los estudiantes de secundaria, incluida la tristeza, pero también la felicidad y el alivio, dependiendo de por qué se produjo la disolución, cómo terminó y quién «rompió».
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