Courtney Subramanian
autor,BBC News, Washington
Hace casi un mes, Kamala Harris apareció en un popular programa de la cadena de TV estadounidense ABC en lo que se esperaba que sería una cordial entrevista que la proyectara a un público que quería saber más sobre ella.
Pero la charla pronto se vio opacada por su respuesta a una pregunta sobre qué cosa hubiera hecho diferente al actual presidente Joe Biden: “No se me ocurre nada”.
La respuesta de Harris -usada por los republicanos en una publicidad política que la repetía una y otra vez- resaltó los vientos políticos contrarios que su campaña no fue capaz de superar en su decisiva derrota frente a Donald Trump este martes.
Públicamente, aceptó su derrota en la tarde del miércoles, exhortando a sus adeptos a que “no se desesperen”.
Pero un análisis profundo sobre dónde falló y qué más pudo haber hecho probablemente tomará más tiempo, mientras los demócratas empiezan a señalar con un dedo acusatorio y preguntarse sobre el futuro del partido.
Los encargados de la campaña de Harris mantuvieron silencio en las primeras horas del miércoles, mientras que algunos colaboradores expresaron con tristeza su estupor ante lo que esperaban que fuera una contienda mucho más apretada.
“Perder es insondablemente doloroso. Es duro”, escribió la administradora de la campaña de Harris, Jen O’Malley Dillon, en un email a su personal el miércoles. “Esto tomará mucho tiempo procesarlo”.
Como vicepresidenta en funciones, Harris fue incapaz de desligarse de un presidente impopular y convencer a los votantes de que podía ofrecer el cambio que buscaban en medio de una ansiedad económica generalizada.
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